Los ecosistemas sufren cambios. Algunos son debido a causas naturales y otros son consecuencia de actividades humanas. Pero realmente hay dos tipos de cambios: cambios habituales, que no alteran el equilibrio del ecosistema y, cambios que sí alteran los ecosistemas y que son extraordinarios.
Los cambios habituales.
Son cambios que suceden o producen en el ecosistema de forma habitual o cada cierto tiempo. Los seres vivos a los que les suceden y afectan, están adaptados para soportarlos, por tanto no alteran el equilibrio del ecosistema. Suelen deberse a:
- Variaciones de luz y temperatura entre el día y la noche.
- Cambios del tiempo atmosférico debido a las estaciones del año.
- Subidas y bajadas de las mareas.
- Cambios por migración de poblaciones de aves.
- Cambios debidos a actividades humanas tradicionales como la siembra o cosecha.
Cambios que alteran los ecosistemas.
Hay cambios que alteran el equilibrio de los ecosistemas porque son bruscos y rápidos y los seres vivos no están adaptados para ellos, pudiendo morir o teniendo que emigrar a otros lugares.
Son:
- Cambios debidos a catástrofes naturales: como incendios, erupciones volcánicas, huracanes, inundaciones, tsunamis, terremotos, etc.
- Cambios en los seres vivos del ecosistema: caza, pesca, recolección excesiva de algunos, enfermedades, llegada o introducción de especies de otros ecosistemas, etc.
- Contaminación del medio con sustancias dañinas.
- Cambios en las actividades humanas en la zona.
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